lunes, 9 de enero de 2012

Experiencias: narración oral para adultos en procesos de inclusión social.

“Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.” (El Principito de Antoine de Saint-Exupéry) 

Reconozco que yo también fui una de esas personas que creía que los cuentos eran solo para niños y niñas. Sin embargo, hace unos años, descubrí el mundo de la narración oral para adultos y desde entonces la considero una de las grandes herramientas educativas que conozco y que se pueden utilizar a través del ocio. Una herramienta, además, que ha tenido un gran acogida entre personas adultas en procesos de inserción social por drogas, prisión, prostitución, inmigración y otras muchas realidades con las que he venido trabajando.
Narrar es un arte (por desgracia poco conocido y reconocido), las personas dedicadas profesionalmente a la narración oral son grandes artistas (por desgracia poco conocidas y reconocidas salvo en determinados círculos) y, sin embargo, su labor es muy valiosa, por eso considero importante reivindicar el valor del cuento, no solo como arte, sino también como proceso educativo. Es evidente que la narración oral es antes que nada un hecho estético, que tiene un fin y un valor en sí mismo, pero mi experiencia me dice que, además, es una herramienta educativa y formativa de gran utilidad para los que nos dedicamos a la educación social.

Una dificultad con la que nos podemos encontrar, por lo menos con la que yo me encontré,  consiste en superar el prejuicio que tienen las personas en procesos de inserción hacia la narración oral. Es el prejuicio que les lleva a decir que va a ser aburrido, que los cuentos son para los niños y niñas, que no les atrae, que no les motiva… Una vez superado este punto, algo que suele ocurrir tras un buen espectáculo de cuentos para adultos, la narración oral les atrapa, atrae, gusta, motiva, e ilusiona, descubren un universo que les ayuda a contactarse con diferentes emociones, les hace viajar a otros lugares, les hace soñar con diferentes momentos, les ayuda a reflexionar sobre diferentes vivencias que describen las historias contadas de viva voz, les hace reír, les ayuda a desarrollar su creatividad, a mejorar su habilidad para escuchar, les sorprende, les ofrece enseñanzas que pueden utilizar en su vida cotidiana, aprenden valores, liberan su imaginación…

Además, las personas en procesos de inserción social recuerdan las historias con mucha facilidad lo que les permite, al mismo tiempo que fomentan su memoria, compartir estos cuentos e historias con otras personas, mejorando su habilidad para comunicarse y para entablar relaciones. Los cuentos, a través del hechizo de las palabras y la actuación de las personas narradoras, les permiten conocer otras culturas, otras costumbres, otras formas de hacer y decir, también de ser y estar en el mundo. A las personas en procesos de inserción social les permite identificarse con personajes, con realidades, con actitudes, con valores, con formas de actuar. Por eso, y por otras muchas razones, es tan efectiva y valiosa la narración oral. Las historias son poderosas y a veces, una sola palabra, basta para abrir una puerta en el alma de quien escucha.


P. D. En estos últimos años he podido descubrir a muchas personas dedicadas profesionalmente a contar historias para adultos, verdaderos artistas con una gran capacidad para ofrecer una variedad infinita de historias, moralejas, cuentos, historias contadas en solitario, a dúo, en varios idiomas, con música, ambientadas en otras épocas… Las personas narradoras, siendo verdaderos artistas, son también grandes educadoras. A través de este link pueden ir investigando!!! http://www.cuentacuentos.eu/

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