El tiempo es pasado, presente y futuro que se recicla en cada
instante para ser vivido y revivido.
Aunque
puede parecer una receta excelente para los actuales momentos de crisis
económica la verdad es que el
recuerdo es un elemento de gran valor que practicamos, en algunos casos mucho y
en otras poco, sin darnos demasiada cuenta de ello. Me refiero a esos momentos
en los que, ya sea a través de fotos, videos o conversaciones, nos ponemos a
recordar diferentes experiencias y momento de ocio en las que lo hemos pasado
bien, hemos disfrutado y hemos estado entretenidos. En realidad es una dinámica
muy sencilla y fácil de desarrollar.
A
través del recuerdo podemos conectar pasado y presente y disfrutar –o volver a
disfrutar- experiencias de ocio que han sido significativas en los procesos de
inserción social y que han generado un gran bienestar. Me refiero a revisar
fotos de una determinada salida, o ver un video de un determinado fin de semana
en el campo , o
una conversación sobre aquella caída en la nieve con la que tanto nos reímos… Esto,
además de ser barato, es algo que está muy a la mano actualmente ya que casi
todos los móviles nos permiten dejar constancia de esos momentos vividos, de
esos momentos en los que hemos disfrutado y nos hemos quitado de encima los
agobios del proceso, las posibles tristezas, las vueltas a la cabeza, el
aburrimiento… Esa salida a la playa en verano, o ese paseo al Pagasarri,
incluso ese pinchazo de la bicicleta o ese dibujo a través de un ordenador en
el Jet Lag Bio… son todo momentos divertidos, anecdóticos, llenos de
experiencias que, al volverlos a vivir nos traen buenos recuerdos y, en muchos
casos, una revisión de los mismos que nos pueden enseñar nuevas cosas.
Y
esa experiencia pasada, pero significativa, vuelve al presente y nos vuelve a
hacer pasar un buen rato, nos llena de energías, nos hace pasar una buena tarde,
o una buena mañana, en torno a ella, nos sirve para hablar sobre como nos
sentimos ese día y para practicar nuestra comunicación a través de esa fiesta
que debe ser la
conversación. Incluso , yendo más allá, son las propias
personas en procesos de inserción las que pueden ser protagonistas de hacer las
fotos, grabar las imágenes y centrar su mirada en aquellas cosas que les llama
la atención a modo de reportaje. Y desde acá se puede trabajar un pequeño
taller de foto o video con móviles o cámaras y seguir profundizando en el
proceso, de tal manera que aprendan a dejar constancia de los buenos momentos
que viven, que aprendan a recordarlos de vez en cuando y que se entretengan con
actividades que son muchas veces desconocidas para ellas y ellos. Serán
momentos que les ayuden a llenarse de energías, serán momentos que les ayuden a
mirar el pasado –algo que normalmente les duele hacer- dándose cuenta que no
todo lo vivido en el pasado es negativo y dejando que estos recuerdos les
ayuden en su proceso de inclusión. Mi experiencia me dice que es más que
posible incorporar el recuerdo, a través del ocio, en las personas en procesos
de inserción social ya que les suele resultar algo atractivo, dinámico,
diferente y motivante. Así que… manos a la obra que son procesos de gran
diversión para las personas educadoras y una excelente manera de conocer, de
otra manera, a las personas con las que trabajamos!!!